miércoles, 19 de diciembre de 2007

Eurociudades y euroregiones de Portugal y España.

Eurociudades y euroregiones de Portugal y España.

España y Portugal, tras treinta y un (o dos) años de democracia y veinte años de incorporación a las Comunidades Europeas y a la Unión Europea, ya han alcanzado “la mayoría de edad democrática” y “la madurez europeísta”, para no sólo asumir, dirigir y orientar sus presidencias europeas, colaborando y convergiendo en muchas temáticas de la Unión e internacionales; sino para organizar, desarrollar y conseguir mayores niveles de integración “doméstica” propia en el seno de la Unión Europea, ordenando con eficacia y embelleciendo la “casa común ibérica”. Buena prueba de ello, es el grandísimo grado de sintonía y cordialidad alcanzado en toda la Historia reciente de las multitudinarias cumbres anuales ibéricas.

En este nuevo capítulo histórico que se nos abre, el proceso integrador ibérico, no sólo supondrá una mayor y mejor organización y armonización interna, sino una mejor y mayor proyección externa, afirmando a los Estados Ibéricos en la Unión Europea y en el concierto internacional de ámbitos supranacionales, estados y naciones.

Dos son las escalas, aparte de la biestatal, en que deberá producirse la mejora de la integración. Primero, lógicamente, en el nivel de euroregiones, que, aunque asimétricas, en su capacidad de decisión por parte española y portuguesa, el estado portugués, debiera profundizar, generosamente, mediante su acuerdo y convenio con las Comunidades Autónomas españolas fronterizas, en beneficio de los ciudadanos de sus regiones de interior. Pero, por otra parte, y no menos importante, en una segunda escala o nivel de consolidación de una red de eurociudades fronterizas, que sirvan de puntos de organización y encuentro de las sinergias ciudadanas colaboradoras entre ambos estados miembros y como emblemas significativos y determinantes de la nueva Europa, que estamos construyendo entre todos.

Entre las euroregiones, y recorriendo el mapa penínsular en toda su larga extensión, destacamos, de Norte a Sur:

1) La euroregión Galicia-Norte, cuya autoconstitución y fuerza es indudable e imparable, desde un primer momento.
2) La euroregión Centro-Castilla León; que, pese a su gran extensión no fronteriza, cobija un eje de desarrollo fundamental de conexión de Portugal con España y la frontera francesa. (El eje Irún-Aveiro).
3) La euroregión Alentejo-Extremadura, que es primordial para la articulación completa del eje de desarrollo Madrid-Lisboa, que involucra a las capitales ibéricas. Y de su continuación, en la diagonal continental, hasta Cataluña y Francia.
4) La euroregión Algarve-Andalucía, que es un enlace estratégico de cierre peninsular, estableciendo el preámbulo para el encuentro común y conjunto de España y Portugal con el Norte de África y su futurible Mercado Único, a través de un también futurible enlace permanente del Estrecho de Gibraltar, una vez que esté resuelto y controlado el tema de la inmigración ilegal.

La mayoría de ellas, ya han experimentado, con diversos grados de profundización y compromiso, la aventura transfronteriza; pero es ahora cuando corresponde una definición y dedicación especializada y determinante, que permita ganar cuotas de articulación y de resolución de problemáticas prácticas con soluciones combinadas y en conjunto, en una grandísima diversidad de materias (sanitarias, infraestructurales, investigadoras, comerciales, educativas, turísticas, culturales, etc).

En cuanto a las eurociudades, en Galicia/Norte ya han sido propuestas o contempladas Braga-Vigo (114 km.) y Chaves-Verín (26 km.); en Castilla-León/Centro son posibles o Guarda-Ciudad Rodrigo (73 km.) y menos o nada Guarda-Salamanca (161 km.); en Andalucía/Algarve sería acaso posible Faro-Huelva (111 km..); pero, en Extremadura/Alentejo, la propuesta es clara, rotunda, inequívoca y determinante: Elvas-Badajoz (10 km.).

Todas estas nuevas eurociudades serán “bisagras” y “puentes” eficientes entre Portugal y España; pero, entre todas, y no es “chauvinismo”, destaca Elvas-Badajoz, cuya proximidad, volumen de habitantes y posicionamiento estratégico entre Madrid y Lisboa, la predisponen para ser la avanzadilla y la vanguardia de las eurociudades ibéricas.

Jurídicamente, la Agrupación de Cooperación Europea Territorial resuelve la forma societaria interinstitucional europea lícita y posible; y, políticamente, la mayoría de las instituciones potencialmente cofirmantes, comienza a pronunciarse a favor.

Estamos convencidos de que el Ayuntamiento de Badajoz, que es una institución esencial en todo este proceso, en cuanto que se de cuenta y se haga cargo de las razones técnicas y ciudadanas, abrazará esta idea también como propia, para el progreso y futuro desarrollo empresarial y ciudadano de Badajoz.

Queremos confiar en las altas miras políticas de los estados, regiones y ciudades de Portugal y de España.

Luis Fernando de la Macorra y Cano
Universidad de Extremadura

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