miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cumbre ibérica en Badajoz.

Cumbre ibérica en Badajoz.

Como tantas otras veces en la Historia; pero ahora, en pleno inicio del siglo XXI, (siglo de grandes desafíos y esperanzas humanas), Badajoz y Extremadura se vestirán pronto de fiesta para acoger y celebrar la próxima Cumbre ibérica, en la que se reunirán los máximos representantes de Portugal, de España y sus Comunidades Autónomas.

Resulta una nueva, renovada y primorosa ocasión histórica, para poner de relieve y manifiesto, en este punto de encuentro privilegiado de nuestra frontera, los acuerdos alcanzados a partir de los trabajos continuados y exhaustivos; y, para que resulte también claro y explícito, el renovado y progresivo interés que suscitan la amplísima cooperación bilateral integradora y la proyección externa convergente, sensata y armoniosa de nuestros dos estados, en el seno de la Unión Europea y en el concierto internacional de estados y naciones. Pero, además, como anfitrionas de lujo y excepción, es un momento estelar, para que la Comunidad Autónoma de Extremadura y la ciudad de Badajoz no sólo acojan con cariño, honor y tesón el encuentro y la celebración, sino para que reafirmen su ya aquilatada trayectoria y vocación lusista, que han venido demostrando con esfuerzo e ilusión en los últimos treinta años de Historia democrática.

La agenda prevista y la profundización que se puede y debe llevar a cabo a partir de la misma, es, como siempre, amplia y promisoria. Buena prueba de ello es la multiplicidad de carteras ministeriales que se darán cita en este encuentro. Algunos asuntos, serán de nuevo apuntalados y ratificados en ella; otros, se abren ahora como novedosos y especiales; y, por supuesto, algunos otros, deberán seguir pendientes para poder seguir continuando, sin prisa, pero sin pausa, con el interesante trabajo de ordenar y armonizar la “casa común ibérica”. De cualquier forma, nos encontramos en una época mágica y propiciatoria de las relaciones, (y, temporalmente, en un momento político excepcional), que esperemos que, más temprano que tarde, pudieren desembocar en compromisos genéricos importantes de mayor alcance, altura y consideración, comenzando a construir y a fundamentar las bases de una futura Federación o Confederación Ibérica, en el siglo XXI.

Deseamos, por tanto, que ésta no sólo sea un cumbre ibérica más, sino una cumbre tan señalada o más que otras, en la Historia de las felices relaciones democráticas de los siglos XX y XXI entre Portugal y España. Y esperamos que, tal y como se viene haciendo, no sólo se impulsen los compromisos y acuerdos para el incremento de las interrelaciones y de la cooperación infraestructurales, medioambientales, turísticas, sociales, económicas y culturales, sino también lingüísticas, investigadores y hasta reordenadoras del territorio, con nuevas visiones vanguardistas fértiles y audaces, como corresponde a estados que hunden sus raíces históricas en las tradiciones fundamentales y proyectan, con fuerza, sabiduría y belleza, su pensamiento y acción, hacia un futuro promisorio de Paz y Progreso.

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