lunes, 28 de septiembre de 2009

AVE LISBOA MADRID, CONSTRUCCION EUROPEA

Europa se construye con la unión rápida por varios medios de transporte entre sus capitales y con la conexión fluida y armónica de sus fronteras, sean tiempos de crisis económica y financiera o no.

España y Portugal son dos estados miembros soberanos, que, sin coacción, acordaron, después de muchos años de estudio y estudios, la conexión por AVE de Madrid y Lisboa, en una famosa cumbre de 2003 en Figueira da Foz. Sin acometer con demasiada celeridad el acuerdo, las siguientes cumbres ibéricas, ratificaron este primer acuerdo inicial, independientemente del signo político del partido en el gobierno de cada estado. Siempre se ha entendido, como debe entenderse, como un acuerdo entre estados.

Abierta la campaña electoral y ya a punto de concluir, y en pleno atisbo de inicio de recuperación económica futurible, asistimos a posicionamientos desmedidos, lo esgrima el partido que lo esgrima y sea de España o de Portugal. No se debería ser tan desmedido, ni siquiera en campaña electoral. Y mucho menos, descortés.

Las cuestiones son las siguientes y tienen una extrema gravedad desde un punto de vista jurídico, político y económico, regional, nacional, europeo e internacional:

Un acuerdo entre estados no se debe conculcar de buenas a primeras. El estado que lo hace debería indemnizar al otro y además pierde toda credibilidad frente a él. No es cuestión de injerencia en asuntos internos. Es cuestión de que median acuerdos y ratificaciones firmadas entre los dos estados.
Resulta miope y desmedido intentar renegociar los fondos comunitarios europeos de ayuda para la acometida del proyecto, que se conciben con carácter finalista. Y en cualquier caso, resulta una pérdida cuantiosa.
Si bien la prelación y ordenación de la inversión pública pudiere variar con el cambio de la marcha económica financiera de cualquier país, el obligado cumplimiento de los acuerdos internacionales preestablecidos, debería ser incuestionable. Así no se gobierna un estado,
El diseño y ejecución completo del AVE Lisboa- Madrid sólo tiene sentido y rentabilidad económica y social si se hace completo, lo cuál no debe ser óbice para justificar ningún retraso por parte de ninguno de los dos gobiernos en la ejecución de la inversión hasta su frontera.
Las repercusiones favorables económicas y sociales de la ejecución de este AVE no sólo tienen efectos directos, sino indirectos, puesto que a la rentabilidad económica en su construcción y mantenimiento, es necesario asociar la incuestionable y casi incalculable rentabilidad social. Los ejecutivos empresariales, los ricos y los dirigentes políticos no sólo viajan en nombre propio, sino en beneficio de sus empresas, el estado y con beneficios sociales evidentes. Además, el sistema de bonificaciones, abre la posibilidad de uso a mayor grupo de personas y no sólo en trayectos internacionales, sino nacionales y regionales. Por último, la ejecución y mantenimiento del proyecto genera incontables puestos de trabajos fijos y eventuales directos e indirectos, que una necesaria activación de nuestras economía nacionales, agradecería muchísimo.
Las repercusiones regionales, en Extremadura y Alentejo, son gravísimas, ya que, tanto Extremadura como Alentejo esperan esta infraestructura como un elemento añadido, pero importante, donde pueda pivotar su desarrollo socioeconómico.

Por tanto, Badajoz y Extremadura, junto con los vecinos portugueses, deben exigir a los estados de España y Portugal, el cumplimiento del acuerdo del AVE, y sin demoras. Independientemente de los signos políticos.

Esperamos que, aunque gobernase Ferreira Leite, sepa comprender la razón de estado en Portugal, su vocación Iberoamerica y Europea, tal y como España, los acuerdos y compromisos adquiridos con España y nuestra necesaria hermandad, donde no sólo nos encontramos dos estados de una misma patria, sino el suelo de una única “matria”: Iberia.