miércoles, 19 de diciembre de 2007

El registro personal, la informática o el Estado de Derecho.

Somos algunos los que, además de nombre compuesto (en mi caso Luis Fernando), tenemos “de la” ante nuestro apellido (en mi caso, “Macorra”, aunque hay muchos otros como “Torre”, “Cueva”, “Maza”, etc.) Aún más, es potestativo, y registral, unir con una conjunción copulativa “y” a los dos apellidos que, en España, tiene cualquier persona. Pues bien, si analizamos mi nombre y apellidos completo, tenemos: a) Dos nombres (Luis Fernando) b) una reminiscencia aristocrática y nobiliaria en el primer apellido (“de la”) c) el primer apellido (“Macorra”) d) la conjunción copulativa, en español castellano que une mis dos apellidos (“y”); en catalán sería “i” d) el segundo apellido (“Cano”). Nada de extrañar, salvo cierta longitud para denominar oficial y legalmente a una única persona; que, en familia, la llaman alternativamente Luis o Fernando y que ya muchos y “pseudo” confundidos amigos y/o compañeros llaman también alternativamente Luis, Fernando o Luis Fernando.

Donde sí deberíamos comenzar con las extrañezas es:

1) Cuando uno trata de sacar su DNI y no hay facilidad para encuadrar ni el “de la” ni la “y”, puesto que no son apellidos, ni nombres; y, si queremos que conste en el DNI nos vemos obligados a “camuflar” al “de la” como primer apellido y a la “y” como segundo, que no lo son, en absoluto.
2) Cuando uno o desgraciadamente otros muchos emplean el programa Microsoft Word y no tienen el suficiente cuidado para que “Macorra” sea convertido automáticamente en “Machorra”, subvirtiendo oficialmente y en comunicaciones públicas al verdadero apellido, lo cual debería suponer el cuidado de la compañía que ha programado este famoso procesador de textos. Ya que, en un adulto hombre, “Machorra” genera inconvenientes por estar siempre vigilando; pero adicionalmente, en mi hija, si esto no se corrige, puede generar suspicacias, que no tiene ni tenemos porqué legal, ni personalmente aguantar ni admitir.
3) Por último, cuando los registros pacenses, según la interpretación de la funcionaria en cuestión, han imposibilitado reconocer y certificar a mi hija como “de la Macorra y Pires”, con la conjunción “y” entre sus dos apellidos. Y, por tanto, no puede figurar en su DNI.

Pensamos que el Estado de Derecho y la Informática, en un país democrático como es España, deben estar para ayudar a que las personas puedan ser llamados oficial y legalmente como realmente se llaman, sin que tengamos que llamarnos sólo con un nombre y sin que tengamos que renunciar al uso de “de la” ni de “y” entre nuestros apellidos. Es sólo cuestión de ser socialmente respetuosos con la diversidad y verdaderamente hábiles con la informática. En vez de funcionar con “tres campos”: uno para nombres y dos para apellidos, funcionar con “cinco campos”, donde puedan ser recogidos “de la” e “y” en las bases de datos personales. Ahora bien, también campos de suficiente longitud para que entren los nombres compuestos y los apellidos compuestos, que los hay, y los que sean largos).

No es el hombre (o la mujer) quien ha de estar al servicio de las leyes o de su aplicación injusta y de la informática mal programada, sino que la jurisprudencia justa y armoniosa y la programación informática adecuada y perfeccionada ha de estar al servicio de los hombres y mujeres de una sociedad democrática y de progreso, que de entrada, respeta a cada uno como se llama o se quiere y debe llamar oficialmente.

Luis Fernando de la Macorra y Cano.
Habitante de Extremadura y ciudadano del universo.

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